"Este espacio está dedicado especialmente a la Sierra de Guadarrama, y uno de los objetivos será introducirse en la toponimia serrana. Quien esto escribe busca en las montañas toda la esencia que encierran; el paisaje, la historia, o la cultura, son elementos que uno considera inseparables y que forjan el sentimiento hacia la naturaleza, más alla del caracter meramente deportivo. Por ser una afición a la que dedico menos tiempo del deseado, que nadie busque aquí una referencia de esta Sierra, para lo cual hay otros medios y autores; solo se pretende mostrar rincones, y tratar de interpretar lo que se nos ha transmitido con el paso de los años. Pasen y lean con tranquilidad."

Poetas, Escritores y Sierra de Guadarrama VII (Generaciones del 27, 36 y posguerra)

"Los límites generacionales en literatura suelen definirse bien por el periodo de tiempo en que nacen los escritores, bien por lo que tienen en común sus componentes, o ambas características a la vez, pudiendo llegar a coexistir en el tiempo dos generaciones claramente diferenciadas. En la primera mitad del siglo XX llegaron a convivir tres generaciones literarias, (cuatro incluyendo a la del 98). La guerra civil marcó a los poetas de la época, unos se alinearon con el bando más afín ideológicamente, de tal manera que en la posguerra algunos tuvieron cargos públicos en la política y/o cultura dentro del Movimiento (franquismo), mientras otros vivieron en el exilio huyendo de las represalias o incluso la muerte; y una tercera postura, la que adoptaron los que vivieron entre dos aguas, sin definirse claramente por vencedores o vencidos".

Contaba Dámaso Alonso en su ensayo "Poetas españoles contemporáneos", como la Generación del 27 (a la que pertenecía) no se revelaba contra nada, sus miembros no tenían afinidades políticas, no estaba marcada por una catástrofe nacional, ni sentían un fuerte apego por una parte del territorio hispano (como los del 98 por Castilla). El acontecimiento por el que fue "bautizado" este grupo de poetas (principalmente), tuvo lugar en 1927 en un homenaje al tricentenario del fallecimiento de Luis de Góngora en la ciudad de Sevilla, y al que acudieron un grupo de poetas, amigos algunos de ellos, como ponentes, y que son considerados como el núcleo central del grupo del 27.

Vicente Aleixandre (Sevilla 1898-Madrid 1984) ausente en el homenaje a Góngora, fue uno de los más significativos representantes de la Generación del 27. El "poeta de la luz", como podría considerársele por la continua alusión al elemento dentro de su obra, se relaciona con Guadarrama debido a una afección de tipo tuberculoso contraída en 1925, y que le lleva a pasar las temporadas veraniegas en el chalet "Vistalegre" de Miraflores de la Sierra. Fue premio nacional de literatura en 1933, ingresa en la RAE en 1950, y es galardonado con el Nobel de literatura en 1977.

Representativos de su vinculación a Guadarrama son estos versos del poeta, labrados en roca al pie del mirador que lleva su nombre en el Valle de la Fuenfría:

"Desde esta cima solitaria os miro
campos que nunca volveréis por mis ojos,
piedra de sol inmensa; eterno mundo,
y el ruiseñor tan débil que en su borde lo hechiza."

Dámaso Alonso (Madrid 1898-Madrid 1990), representante de la poesía desarraigada (en clara oposición a la arraigada) dentro de su generación, se consideraba a si mismo un "segundón" dentro de los componentes del 27, y más crítico literario que poeta. Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras por la U. Central de Madrid, fue director de la RAE, conociendo a sus compañeros de generación en sus días de actividad en la Residencia de Estudiantes. En el poema "Una Excursión" deja constancia de su mirada hacia la Sierra:

"Color. El auto por las siete revueltas de Valsaín se hundía
en sombra y tiempo virginal. Rosas, las cumbres
donde el sol de soslayo rozaba nieve intacta.
También de entre los canchos agironada nieve,
azulenca, bajaba hasta los mismos bordes
de la gran copa umbría: pinares aún con sueño..."

Un hombre de mar, un alma de marinero, un gaditano alejado de su mar, Rafael Alberti (El Puerto de Santa María 1902-ibídem 1999), cantó a la Sierra de Guadarrama. La añoranza, la distancia, y el estar recluido en un hospital antituberculoso de la Sierra debido a una enfermedad pulmonar, le llevó a componer una serie de poemas bajo el título de "Mar y Tierra", siendo publicados finalmente como "Marinero en Tierra". Alberti marca el contraste entre donde se encuentra lo corporal, y donde permanece su alma.

José García Mercadal recoge en su antología "Los Cantores de la Sierra" el poema de Alberti "Balcón del Guadarrama", que el autor escribió durante su reposo en el Sanatorio de San Rafael, en el verano de 1924, y una de sus pocas alusiones a la Sierra:

"Hotel de labios cosidos,
de párpados entornados,
custodiado por los grillos,
débilmente
conmovido por los ayes
de los trenes.
......................................
La luna va resbalando,
sola, por el ventisquero.
La luciérnaga del tren,
orada el desfiladero..."

Los componentes de la Generación del 36 tienen en común dejar de lado (olvido) la guerra civil y sus dramas. El miedo a ser "sinceros" y las temibles represalias del régimen impuesto por los ganadores de la contienda civil, condicionó la vida de los escritores y poetas, así como su obra, donde el amor y lo religioso (profundo catolicismo de la época) fueron los temas protagonistas.

El perfil polifacético de Pedro Lain Entralgo (Urrea de Gaén 1908-Madrid 2001) dio contenido a su obra en diferentes campos de la ciencia y cultura; doctor en Química y Medicina, catedrático de Historia de la Medicina, Académico y director de la RAE, director por breve tiempo de la Residencia de Estudiantes, rector de la Universidad Complutense de Madrid, además de pertenecer a la Falange (se afilia en agosto del 36); fue consejero nacional del movimiento en los inicios de la posguerra y posterior crítico del sistema (franquismo), lo que le valió ciertos recelos del bando de los vencedores, mientras la "otra España" le consideraba un hombre del franquismo.

Considerado brillante intelectual en las décadas posteriores a la Guerra Civil, publicó en 1976 "Descargo de Conciencia", que el propio Lain en el prólogo definió como un ajuste de cuentas consigo mismo, y en cierto modo, la forma de admitir errores públicamente.

"...Lo mismo acontecía entonces, así por el lado nacional como por el republicano, en los varios puestos montañosos que separaban uno y otro bando: Guadarrama, Somosierra, etc.; recuérdese dónde y cómo murió Onésimo Redondo. Ese carácter «excursionista» de la guerra civil en ciertos lugares y durante cierto tiempo no excluyó, sin embargo, el acaecimiento de sucesos terribles y aun macabros. En el que todavía se llamaba Alto del León —el plural vino más tarde— se produjo entonces una refriega entre un destacamento volante de falangistas vallisoletanos y otro no menos volante de milicianos de Madrid..."

Amigo del poeta Luis Rosales, le dedicó en 1986 una carta en la inauguración del mirador Luis Rosales, en el Aurrulaque celebrado en el Valle de la Fuenfría, y publicada íntegramente en el diario El País el 11 de agosto del mismo año, de la cual un fragmento aparece esculpido en las Rocas de Lain, al pie de los Siete Picos:

"...Cimas rocosas que se visten de nieve o que la añoran, laderas en que el verde grave del pino y, el verde alegre de la grama se combinan a ras de tierra con el áspero ocre de la gleba castellana y, si la estación es propicia, con el tímido morado del cantueso y el espliego..."

Leopoldo Panero (Astorga 1909-Castrillo de las Piedras 1962), Premio Fastenrath de la RAE en 1949 por "Escrito a cada instante", y en 1950 fue galardonado con el Premio Nacional de Literatura; colaboró en diversas revistas de la época como Escorial, Fantasía, Poesía Española y Garcilaso; se afilia a Falange Española en plena guerra civil. Según Dámaso Alonso, Panero es un poeta que ama la Tierra, y esto hace que su poesía mire momentáneamente a Guadarrama; con el dolor de la muerte de su amor, Joaquina Márquez, publica en 1945 "Versos al Guadarrama". Su poesía arraigada nos dejó versos con Guadarrama como fondo:

Camino del Guadarrama
"Camino del Guadarrama,
nieve fina de febrero,
y a la orilla de la tarde,
el pino verde en el viento.
¡Nieve delgada del monte,
rodada en los ventisqueros;
mi amiga, mi dulce amiga,
te ve con sus ojos negros!
Te ve con sus ojos claros;
te ve como yo te veo,
camino de Guadarrama,
siempre tan cerca y tan lejos..."

Por donde van las Águilas
"Una luz vehemente y oscura, de tormenta,
flota sobre las cumbres del alto Guadarrama,
por donde van las águilas. La tarde baja, lenta,
por los senderos verdes, calientes de retama..."

A un pino del Guadarrama
"Alto pino dorado,
cumbre rota del viento,
mojando tus raíces
cerca del cauce seco,
entre las piedras frías
del Guadarrama yerto...
.............................
Alto pino dorado,
alto, dorado, recto
pino del Guadarrama,
solitario en el cierzo
de la mañana limpia,
trémula en el recuerdo.
.............................
Y en la estrellada noche
que el sideral anhelo
de las cumbres levanta
como si todo el peso
del mundo se quedara
tenuemente suspenso
de tus ramas, ¡oh pino
de Peñalara!, tiemblo..."

Sola tú
"...Sola tú junto a mí, junto al olvido,
allá donde la nieve, la sonora
nieve del Guadarrama, entre los pinos,
de rodillas te nombra..."

Canción del agua nocturna
"...Somos tuyos, tuyos, tuyos.
Somos, Señor, ese insomne
temblor del agua nocturna
que silencia, golpe a golpe,
la piedra del Guadarrama;
piedra y eco igual que entonces,
y agua en reposo que queda
más limpia después que corre..."

El viejo estío
"La nieve borra el campo blanco y lento,
y el Guadarrama duerme bajo el frío
triste del corazón...(¡Igual que el mío,
oh, Guadarrama, tu latido siento!)..."

Panero es de los poetas que más ha cantado a Guadarrama, junto con Mesa y Shaw. Se diferencia de ellos (entre otras cosas) en que solo utiliza el topónimo Guadarrama en algunos de sus poemas, y puntualmente Peñalara. En otra serie de poemas la Sierra es la protagonista, aunque no la nombre:

Materia transparente
"...En la mañana limpia la luz de la montaña
remeje las cañadas azules de relente…
¡Otra vez como en sueños este rincón de España,
este olor de la nieve que mi memoria siente!..."

Por la tarde
"Palabra vehemente de las cosas
inanimadas; roca, pino, cumbre
solitaria de sol; silencio y lumbre;
quietud de las laderas rumorosas..."

Cumbre I
Cumbre. La brisa tiembla
desnuda como un lirio.
Mañana estremecida
pura y fresca en los pinos.
............................
El silencio palpita
sobre las altas rocas.
El arroyo de plata
embelesa la sombra.

Cumbre libre del día.
¡Maravilla reciente
del amor y del agua
bajo los pinos verdes!"

Luis Rosales (Granada 1910-Madrid 1992), forma parte de la nómina de los poetas representantes de la poesía arraigada o Garcilasismo, dentro de la generación del 36; colaboró con sus amigos Lain y Ridruejo en la creación y edición de la revista cultural falangista Escorial. Doctor en Filología, fue académico de la lengua y Premio Cervantes en 1982. En 1961 compra una casa en Cercedilla, donde escribe la mayoría de su obra, siendo nombrado presidente honorario de la Fundación Cultural de Cercedilla. El sentimiento hacia esta población y la Sierra de Guadarrama lo deja plasmado Rosales en parte de su obra; como ejemplo, dos de sus poemas que figuran grabados junto al Mirador-Posada que lleva su nombre, en el Valle de la Fuenfría:

Testamento
"Las noches de Cercedilla
las llevo en mi soledad,
y son la última linde
que yo quisiera mirar.
Quisiera morir un día
mirando este cielo, y dar
mi cuerpo a esta tierra que
me ha dado libertad.
Quisiera morir un día
y ser tierra que pisar,
tierra en la tierra que sueño
ya para siempre jamás."

El pozo ciego
"Bien se que la tristeza no es cristiana,
que ayer siempre es domingo y que te has ido,
ahora debo reunir cuanto he perdido,
nieve niña eras tu nieve temprana.

Jugando con el sol de la mañana,
nieve señor, y por la nieve herido
vuelve a sentir mi sangre su latido,
su pozo ciego de esperanza humana.

¿No era la voz del trigo mi locura?
Ya estoy solo, señor, y ahora quisiera
ser de nieve también y amanecerte.

Hombre de llanto y de tiniebla oscura
que espera su deshielo en primavera
y esta locura exacta de la muerte."

José García Nieto (Oviedo 1914-Madrid 2001) galardonado con el Premio de Literatura Garcilaso (1951), el Premio Fastenrath (1955), el Premio Nacional de Literatura (1957) y el Premio Cervantes (1996), entre otros, fue además presidente del Círculo de Bellas Artes y miembro de la Real Academia Española, su poesía sigue la corriente "garcilasista", fundando y dirigiendo la revista de poesía Garcilaso. García Nieto siente un amor profundo a la patria y su geografía, y como parte de ella a la Sierra de Guadarrama, como podemos comprobar en alguna de sus composiciones del libro "Versos de un huésped de Luisa Estebán":

Soneto de la nieve todavía
"Mira cómo se quema el Guadarrama
en sus torres azules. Esa loma
tiene un poco de nieve, una paloma
que ha librado sus alas de la llama.
..........................................................
Crezco de amor bajo este sol tendido,
y crecen las montañas imitando
el hielo que mi ardor no te ha deshecho..."

Llegada
"La luna de agosto viene
en hombros del Guadarrama.
Tus tejados, Luisa Esteban,
hace tiempo que la aguardan.
La luna parece un río
desbordado por Las Navas..."

En el libro "Geografía es amor" leemos como le describe España a su hijo, en el poema Dedicatoria, a mi hijo:

"...El sol se pone para todos. Mira;
ahora lo está ocultando el Guadarrama;
el cielo es como un ópalo, como una
precipitación nacarada;
quedan azules, negras, las tranquilas
honduras de estas navas
que encienden sucesivamente
el racimo esperado de sus casas.
Arriba, las estrellas aparecen
“sin prisas y sin pausas”;
se pierden, numerosos, los senderos
y en la penumbra se unen las montañas.
Gigantesca, se espuma “La Peñota”;
suave, “El Montón de Trigo” se destaca;
afila “Siete Picos” en la sombra
su aguda dentellada;
quiebra “La Maliciosa” bruscamente
su plomiza atalaya,
y allí, en su cascarón de ávida nieve,
se hunde Navacerrada.

Esto que ves, que tienes, que te entrego,
hijo mío, es España..."

Camilo José Cela Trulock (Iria Flavia 1916-Madrid 2002), es definido por Santiago Prieto en un artículo de Dendra Médica de la siguiente manera: "...Ególatra, soberbio, procaz, mujeriego, bárbaro, provocador, rijoso, glotón, pedante, transgresor, reiterativo, escandalizador, ansioso de lujos y honores…; y, a la vez, trabajador, independiente, osado, impredecible, inclasificable, brillante, vital, sensible, inquieto, andarín, iconoclasta, observador, creador de un estilo, crítico lúcido, comprensivo con las debilidades, escritor con todo el diccionario, quizá sentimental, autor de una obra inmensa… y genial..." Fue galardonado con el Nobel de literatura en 1989, el Príncipe de Asturias de las letras en 1987, el de Periodismo Mariano de Cavia en 1992, Premio Planeta en 1994 y premio Cervantes en 1995, entre los más destacados; ingresa en la RAE en 1957 y funda la editorial Alfaguara. En 1932 y siendo un adolescente es ingresado en el Real Sanatorio de Guadarrama, donde intentaba curarse de la tuberculosis, lo que le inspira para escribir "Pabellón de Reposo". Se alista en el bando sublevado en la GC siendo herido en la contienda. Veraneó algunos años en Cercedilla recorriendo buena parte de sus caminos, quedando reflejado su vagabundeo en el librito de viaje "Cuadernos del Guadarrama" (1952).

Cela fue gran aficionado a recorrer las comarcas españolas, dejando constancia de ello en varios libros de viajes, como Viaje a la Alcarria (1948), Ávila (1952), Del Miño al Bidasoa, notas de un vagabundaje (1952), Vagabundo por Castilla (1955), y Viaje por el Pirineo de Lérida (1965), entre otros; y el que nos interesa para este estudio, "Cuadernos del Guadarrama" (1952), que se abre con el capítulo I Estética en los Cerrillos, donde Cela comienza diciendo:

"Sentado al borde de los Cerrillos, con los montes enfrente -la Maliciosa, los Siete Picos, con el pico de Majalasna más a la mano, el Montón de Trigo, la Peñota- y el valle del Guadarrama al pie, el vagabundo, ¡que Dios se lo perdone!, se siente esteta y piensa, menos mal que con imprecisión, en los vanos pensamientos que pueblan su cabeza con terquedad..."

Cela narra las vivencias del "vagabundo" (él mismo) en sus andanzas por el corazón del Guadarrama. Fragmenta el relato en diez capítulos: I Estética en los Cerrillos; II Lógica en collado Albo; III Nenias a la Mujer Muerta; IV Resignadas filosofías en Siete Picos; V Ética en el Puerto de Navacerrada; VI Retórica y poética en la Maliciosa; VII Geometría desde las Cabezas de Hierro; VIII Gramática en la Pradera de Navalhorno; IX Historia en Peñalara, X Humanidades en el Paular.

El vagabundo (Cela) domina la toponimia serrana, o al menos la conoce, como demuestra en todo el cuaderno. Una prueba de ello la tenemos en el capítulo IV:

"...El vagabundo, para aprender retórica y poética, se llega a la Maliciosa dándose un garbeillo por el albergue del ventisquero de la Condesa, más allá de la fuente. Al vagabundo le gusta andar los montes a vueltas, de un lado para otro, sin prisas y con hartas pausas, casi como sin querer...El vagabundo, que ha de seguir andando porque no otro es su oficio, piensa, antes de decirle adiós a la Maliciosa, en que los altos montes son buena compañía para quienes prefieren andar huyendo de las compañías..."

Cierra el librito el capítulo X Humanidades en el Paular:

"No es mal sitio, piensa el vagabundo, El Paular para rendir viaje, arropadas en latines las fatigadas carnes, aromando el tomillo las dudas del alma, las impaciencias, las aficiones, los desvelos del alma..."

José Hierro (Madrid 1922- Madrid 2002), crítico de arte, y poeta encuadrado como poeta desarraigado y representante de la poesía social de posguerra. Pasó encarcelado varios años al terminar la guerra civil. Entre los diferentes premios recibidos destacan en 1953 (y 1999) Premio Nacional de Poesía, en 1981 Premio Príncipe de Asturias, en 1998 Premio Cervantes. Es nombrado académico de la lengua en 1999. José Hierro no se olvidó de la Sierra de Guadarrama, a la que la dedicó estos versos en el poema "La mañana":

"...¡Oh!, después Guadarrama, cielo
con honduras acumuladas.
Pinos, encinas, peñas: duro
corazón de granito. España
no latía su corazón
para el mío que lo buscaba.
..........................................
Oh, inolvidable...Cuando entorno
los ojos veo las doradas
tierras, los álamos apenas
con hoja, el alto Guadarrama..."

Continuara...

BIBLIOGRAFÍA

"Historia de la Literatura Española", José García López. Ed Vicens Vives. 3ª ed 1981.

"Los Cantores de la Sierra", J. García Mercadal. Ed Librería Bergua, 1936 (Madrid).

"Cuaderno del Guadarrama", Camilo José Cela. Ed. Arión, 1960 (Madrid).

"Excursión Literaria por la Provincia de Madrid" capítulo IV, Sierra de Guadarrama, por Ricardo Valladares Roldán. Revista Cisneros nº 46 de 1972 y nº 47 de 1973 (Biblioteca virtual de Madrid).

"Descargo de Conciencia (1930-1960)", Pedro Lain Entralgo. Ed. Barral, 1976 (Barcelona).

"Poetas españoles contemporáneos", Dámaso Alonso. Ed. Gredos S.A. 3ª ed 1978.

"Antología, José García Nieto. Selección poética 1940-1991", Mª Teresa García Nieto. Ed. Palabra Virtual.

"Por la Sierra de Guadarrama", Cayetano Enríquez de Salamanca. Ed. Aro Artes Gráficas SA, 1981 (Madrid).

"Geografía Literaria de la Provincia de Madrid", José Fradejas Lebrero. Editado por el Instituto de Estudios Madrileños (CSIC), 2ª edición 1992 (Madrid).

"Entre la moral y la metafísica", Octavio Paz. ABC Sevilla, lunes 26-10-1992 (Hemeroteca digital ABC).

"Memorias de Guadarrama", Julio Vías Alonso. Ediciones La Librería 2ª ed 2002 (Madrid).

"Historias Menudas del Guadarrama", Andrea Suárez Aguilar, Borja Suárez Aguilar, Federico Suárez Caballero. Ed Arts&Press 2007 (Madrid).

"José Hierro, Poesías Completas (1947-2002)", Julia Uceda y Miguel García Posada. Ed. Visor Libros 2009 (Madrid).

"Camilo José Cela: genio, figura y el mundo por montera", Santiago Prieto. Dendra Médica, Revista de Humanidades 2014; 13(1):80-106.

© Texto de Rafael Rodríguez

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